domingo, 22 de junio de 2014

Lanata, un caso para el estudio


"Obviamente la policía no te va a parar si es dinero de Cristina [Kirchner]," sentencia Jorge Lanata en su habitual recorrido por los programas de TV dando publicidad a su propia agenda de terror y caos.
Parece un predicador que va de puerta en puerta augurando un mundo de plagas y muerte si no te arrepientes  de haber dudado de los poderes hegemónicos y sus voceros mediáticos. El reino sólo vendrá a aquellos que estén del lado del bien, parece decir, y el bien somos nosotros, los que habiendo quebrado un país, hoy reclamamos los frutos de una nación con casi 30 mil millones de dólares listos para ser carroña de buitres.
Lo peor de los profetas, es cuando sus enseñanzas comienzan a ser contradictorias. No ya contradictorias con antiguas doctrinas que solían defender, sino que hay  elementos contradictorios dentro de la nueva fe que se intenta profesar.
Por ejemplo, hace unos meses, Jorge Lanata salía por los medios a defender un paro de las fuerzas policiales como si fuera uno más de sus camaradas. Jorge Lanata, hermano en armas. Llegó a entrevistarse con un miembro de la Gendarmería Nacional que daba testimonio, de manera encubierta, sobre los bajos salarios y la falta de recursos de la fuerza para realizar la tarea que se le había asignado en la provincia de Buenos Aires. Digamos que Lanata estaba indignado por lo que hacía el Gobierno, y como siempre, acudía al socorro de los más débiles, donde su fe puede prender con más presteza.
De esta situación se desprende otro problema, que es si un Gendarme puede manifestar o no por los medios de difusión pública su descontento sobre las condiciones en las que trabaja. Obviamente que tiene derecho a denunciar su situación laboral. Lo que no tiene derecho es a utilizar medios que no le son propios y divulgar información sensible a la seguridad nacional por radio y televisión o llamar "paro" a algo para lo cual ya existe un nombre: acuartelamiento.
Pero esa es sólo una arista de esta conflictiva realidad. Es realmente penoso ver cómo esa misma gente que toma posicionamiento del lado del profeta y las fuerzas, es incapaz de razonar que, meses más tarde, estará denostando a las fuerzas  porque son cómplices del lavado de dinero en una causa de la cual sabemos cada vez menos, como lo es la famosa "Ruta del dinero K"; ya que los imputados ahora son aquellos que eran informantes del profeta. Una historia con más giros que un film de M. Night Shyamalan.
El profeta no puede mantener la coherencia con sus propios fieles ni con sus fuentes, a quienes entrega al matadero sin el más mínimo remordimiento si eso implica hacer daño al supuesto "Gobierno corrupto." O los denosta si el momento es oportuno para medir rating. El profeta nos presenta un día informates que hablan sobre los delitos de otros, y resulta que son los propios informantes los que cometen delitos y señalan a otro. El profeta nos dice que amemos y cuidemos de nuestros héroes de las fuerzas, y al otro día los condena como cómplices de la corrupción de un gobierno inescrupuloso. Es de una bipolaridad asombrosa.
Éste es el punto en el que nos comenzamos a preocupar por la sanidad mental del profeta. ¿Se sentirá bien? ¿Habrá perdido la gracia divina que lo asistía? ¿Serán momentos de duda en su vida? ¿Estará probando nuestra fe ciega hacia él?
La respuesta quizá esté dentro de nuestros corazones, no vaya a ser que lo empalen por una causa de evasión de impuestos y el profeta nos quiera vender otra vez el cuento del Gobierno.

Otro tema recurrente en el profeta es su preocupación por "la plata de los jubilados". Día tras día me pregunto cuál será su verdadero interés. Porque "la plata de los jubilados" es un eufemismo que esconde algo más importante, más fundamental. Es ahí cuando me intereso por desglosar el concepto y entender qué es "la plata de los jubilados". Sabemos que cuando se necesita reducir el gasto público, son los "salarios" de los jubilados los primeros que bajan a valores nimios de manera tal que el viejito y la viejita alcancen a pagar el cable y comer arroz hervido. Es importante que puedan pagar el cable porque sino no hay forma de meterles en la cabeza la ilusión de que ellos se sacrifican por sus nietos. En realidad los "jubilados" no producen ninguna plata. La contabilidad de un país, los registros, llevan anotados números. Números que nos dicen qué aportó cada individuo, cuántos años trabajó, cuánto de su salario aportó, cuál fue su salario, etc. Bajo este concepto, viejitos y viejitas que nunca cobraron más de 140 AR$ en los '90, estarían hoy condenados a cobrar AR$ 114. Dejando de lado la disparidad cambiaria, debería notarse que con un sueldo de jubilado de hoy se pueden comprar muchísimas más cosas. Esto me remite al 82% móvil del que tanto hablan. Si entiendo bien, eso quiere decir cobrar el 82% de un sueldo actual a la hora de jubilarse. Pero, aquellos trabajadores que fueron usados como trapeador de piso del neoliberalismo en los '90, ¿no cobran por arriba del magro sueldo con el que se jubilaron hace 10 años? Su actual sueldo de jubilado, por más insignificante que lo quieran presentar, ¿no duplica, triplica, cuadriplica el sueldo de un jubilado promedio en los '90? Eso lo hizo la recuperación del poder adquisitivo del actual sueldo de los obreros, y se pueden pagar tres o cuatro veces lo que ganaba un jubilado en los '90 porque el salario del obrero se ha recuperado; todo esto enmarcado dentro de la recuperación de la industria y el mercado interno de Argentina. Pero, sigue la pregunta, ¿de quién es ese dinero? ¿De los jubilados? No. Ese dinero que se utiliza para pagar a jubilados tres o cuatro veces más  de lo que se les pagaba en los 90 pertenece al "sistema productivo argentino". Ni siquiera es potestad de los "trabajadores activos," que son en última instancia a quienes se les descuenta. Si el trabajador cree por algún momento que ese es "su dinero," cae en un error de proporciones planetarias. Porque entiéndase, si vuelve el liberalismo en manos de los candidatos de la derecha, después de que hayan destruido el sistema productivo y se mande a miles de trabajadores a la calle argumentando que es "culpa" del gobierno anterior, verá cómo "su dinero," señor trabajador, se hace humo en el aire. Ese dinero es producto de una maquinaria productiva sana. Es una maquinaria que redistribuye los aportes de la población económicamente activa perpetuando el círculo virtuoso de la producción y el consumo.
Entonces, a qué se refiere Lanata con "el dinero de los jubilados". Pues precisamente, ese dinero que el Estado maneja en grandes volúmenes a través de sus instituciones recaudadoras. Ese dinero con el que en los '90 jugaron a la timba financiera y ganaron unos pocos mientras el abuelo tuvo que morirse porque no tenía para los medicamentos en el 2000. Y, casualmente, bombardean con que los medicamentos están caros, agitando antiguos temores. Déjeme decirle que tuve la oportunidad de visitar el hospital público de mi zona -no se preocupe, fue una inflamación de oido- y están llenos de medicamentos. Los jubilados tienen cobertura, pero no sé si siquiera la necesiten, pues ademas de estar cobrando más de tres sueldos de los '90, tienen las farmacias de los hospitales llenas. Puede darse el caso que el administrador del hospital sea tan mezquino como Lanata, pero ese es otro tema. No se puede estar en todos lados.
Entonces, otra vez, ¿qué es "el dinero de los jubilados" para Lanata? Es ese dinero que estaba en manos de empresas privadas. Lanata no se siente parte del Estado Benefactor que asiste a las mayorías. Lanata se siente un comensal más en la mesa de los inversores privados -que pueden ser tan corruptos como el que más-, de los especuladores, de los dueños de los laboratorios que lucran con la enferemedad. Lanata reclama "el dinero de los jubilados" cuyo actual flujo es tan caudaloso, que los privados sueñan con un empacho en el 2015 si llegaran a echar mano a las reservas y "el dinero de los jubilados." Sueñan con meter las garras en ese enorme flujo de dinero para quebrar el sistema y volcar la culpa a la mala administración anterior mientras usted mirará atónito fumándose ese cuento sin chistar. Va a cerrar la boca cuando se lo ordenen porque le van a meter tanto miedo que se va a encerrar en su patio; porque si no lo hace, van a utilizar toda la estructura militar para pegarle tanto en las protestas que le va a dar la mamadera a sus nietos con los brazos quebrados y entablillados porque no van a tener ni para el yeso. Así, haciendo malabares para que no se le corran los huesos, verá a su nieto crecer moderadamente sano sólo para ver cómo se lo devora el sistema pos-neoliberal -quizá así lo llamen- utilizándolo como mendigo para las fiestas de caridad o como mano de obra barata en algún campo (si tiene la suerte de no ser esclavo) o en una fábrica multinacional.
Así que una y otra vez, ¿qué carajo es "el dinero de los jubilados"? No debería resultarle difícil darse cuenta ahora. Es ese dinero que Amado Boudou les sacó de las manos a los privados para devolvérselo al Estado con el fin de que el mismo lo utilice para mejorar la vida de su pueblo, integrando más jubilados, dando crédito para la vivienda, cubriendo necesidades de niños fuera del sistema a través de la Asignación Universal por Hijo. Ese maldito hijo de mil puta de Boudou. La concha de su putísima madre. Deberían quebrarle los dedos y dejarlos podrir al sol por meter la mano en el caudal de dinero que producía la masa de trabajadores activos y que se desviaba para timbear en la bolsa de comercio. Es un forro. Un pedazo de asqueroso Kirchnerista que recogió el elemento fundamental en la recuperación del Estado. El dinero de los aportes jubilatorios para administrarlos y direccionarlos hacia la población. Qué tremendo pedazo de sorete. Otra cosa no es.
Sí, eso es lo que realmente piensa Lanata y Magnetto. Les escupió el asado y ahora no pueden comerlo. Le echó un "pollo" más verde que el musgo que crecía en la pared que pude techar y revocar.
Pero volvamos a ponernos serios, ¿usted sabe qué es "el dinero de los jubilados"? Pues es lo primero que tendría que saber para comenzar a discutir qué es lo que debe hacerse con él.

Esta pequeña reflexión termina con otro concepto de Lanata. La esquizofrenia. Lo oigo repetidamente utilizar esta enfermedad para referirse al gobierno. No lo dice por alguien en particular, sino que dice "están esquizofrénicos". Es como un padecimiento colectivo. Recordemos que la esquizofrenia es una enferemedad en principio degenerativa que afecta a sujetos, no a un conjunto de sujetos que comparten una misma visión distorcionada de la realidad. Pero nadie tilda a alguien de esquizofrénico porque es  una enfermedad que se detecta a temprana edad, o hacia los 30. Uno no se vuelve esquizofrénico a los 40 o 50. Por eso esa enfermedad, en la cual tampoco voy a profundizar demasiado, no es aplicable como en otros tiempos para "silenciar" o "anular" el discurso contrario a una ideología. Era una enfermedad muy oportuna. Cuando alguien oponía resistencia al discurso dominante, repentinamente el subversivo era acusado de haberse vuelto loco, de haber perdido "la manija de la realidad". Es quizá la razón por la que EE.UU tenga más pacientes psiquiátricos famosos o muertos en clínicas que subversivos. Fue toda una matanza silenciosa. Hasta experimentaron. Puede hasta verse una alusión en Batman Begins en la figura del "Espantapájaros" y el asilo "Arkham". No importaba si eran buenos o malos, si no apoyaban el sistema, al asilo.
Pero, no nos vayamos en pequeñeces que distraen nuestro centro de atención. Decir que los "otros son esquizofrénicos" es la gran mecánica de la derecha conservadora para decir "se volvieron locos", quieren compartir la torta en vez de guardársela y empacharse. Todo esto viene en total concordancia con los valores establecidos de la derecha. La competitividad, el mejor, el individualismo, el goce sin frenos, el hedonismo, el consumo irrestricto, hasta la banal idea de belleza como la conformidad a un estereotipo.
Acompañar a un líder, ser segundos, ser escuderos es un acto de demencia. ¿Por qué estos K no quieren voltear a su líder inmediato y tomar la posta? ¿Por qué se subordinan a un líder en lugar de predarse entre ellos, así resulta más fácil venderles frutas por TV? ¿Por qué no agarran el sobre bajo la mesa de la corporación privada, y, aparentemente, sí estan dispuestos a mamar de la teta del Estado? ¿Por qué una mujer es su líder? ¿Están todos enfermos? ¿Por qué en su discurso aparece la figura del "otro" y no se queda con "uno mismo", "lo mejor para mí mismo"? Debe ser insanía colectiva. Esa sociedad que se propone desde los atriles del Kirchnerismo es un asco. Yo quiero desperdiciarme acumulando bienes. Mostrarle al mugriento de mi vecino que tengo seis autos y él no llega a fin de mes. Eso es ser rebelde. Rebelde es "qué carajo me importa el otro." Rebelde es liberarse de la disciplina, transgredir es ser uno mismo y buscar lo mejor para uno, aún cuando eso signifique dejar miles de familias padecer hambre. Estos Kirchneristas no saben nada. Yo leí solamente un puto libro, igual que Messi. Pero Messi gana millones. Eso quiero yo.  Que me la mame todo el arco político. Yo quiero pisar cabezas.

Sí, no es difícil entender el espíritu competitivo liberal y su macabro resurgimento, el neoliberalismo. Es la ley de la selva mal entendida. Hasta la naturaleza tiene un común entendimiento de que si alguien come de más, su progenie puede perecer por completo.
Éste es el estado actual de las cosas. Fondos Buitres contra el país, sus voceros en el país queriendo destituir a un Vice-Presidente y una red de lavado de dinero que al parecer no es de quién se dice que es.


Por último, como estos hipertextos modernos nos permiten incrustar videos, me gustaría compartir una escena del film Seven de 1995. No trata sobre gobiernos ni economía. Trata sobre una sociedad con un "desorden de valores". Es decir, valores trastocados. Lo que no se analiza en el film es desde dónde se fomentan esos valores, porque quizá es una búsqueda muy compleja que incluye cuestionar nuestro sustento como sociedad: su economía y los valores que ésta promueve.



No hay comentarios:

Publicar un comentario