jueves, 22 de agosto de 2013

La lucha por la realidad

Puede ser un título de ciencia ficción. Pero no lo es. Esta lucha se está librando en Argentina. Hablo de Argentina porque es mi entorno inmediato, pero bien podría estar llevándose a cabo en otras partes. Si algo nos enseñó Nietzche es que la historia no es siempre un proceso lineal, bien podría un mismo hecho estar ocurriendo en dos lugares al mismo tiempo, inconexos entre sí. Pero lo entiendo, usted dirá que a veces hay síntesis históricas lineales. Sí, se puede contemplar esa visión, Nietzche era un poco totalitario en ese sentido. Pero no hagamos tanta digresión, no nos desviemos, no tomemos la tangente. Argentina ha ofrecido un suelo nutricio para cuestionar verdades sagradas del vencedor de la caida del Muro de Berlín: el capitalismo en su forma más agresiva, el neoliberalismo. Si no lo conoce, es un modelo económico desarrollado por un grupo de economistas al servicio de las superpotencias capitalistas y sus corporaciones, que son quienes las gobiernan en última instancia. Este modelo se sustenta sobre el "libre comercio" en donde las corporaciones de las superpotencias siempre juegan con ventaja, ya que su desarrollo tecnológico supera ampliamente a los otrora "países del tercer mundo". En ese contexto histórico, que es donde las superpotencias conciben la "globalización", comenzaron el juego con la ventaja de sus monstruos productivos, compañías que establecían sus sucursales en los paises de la periferia vendiéndonos sus "productos elaborados" , su tecnología, y nos compraban los recursos naturales a un precio muy barato. En este juego tiene mucho que ver el monetarismo, o sea el uso del sistema monetario como sistema de intercambio de bienes y servicios, la moneda corriente, la mosca, la plata. Hoy día, las monedas más fuertes son las monedas de los países centrales, por ejemplo, la libra esterlina (Gran Bretaña). Eso hacía en su momento -y aún hoy pueden hacerlo en cierta medida- que su poder adquisitivo pudiera comprar nuestras materias primas muy baratas para abastecer sus sociedades y sus industrias, y vendernos sus productos elaborados de forma cara. Esto producía que siempre ganen. Sus sociedades elevaban la calidad de vida, mientras aquí se progresaba muy poco, para ser generosos en la apreciación de la realidad. En un momento hasta se pensó los países periféricos como depositarios de los residuos, o santuarios naturales sin industrias para recreación de los habitantes de la centralidad, de ahí sus aventuras a lo "exótico". El despertar de las conciencias periféricas, principalmente en inmigrantes que se reconocieron como más cercanos a sus coterraneos que como descendientes de una centralidad europea, ha cuestionado este modelo que parecía inobjetable. ¿Pero cómo es que se llega a cuestionar el modelo neoliberal? El nuevo milenio trajo un fenóneno interesante: la ruina de paises enteros. El sistema neoliberal produjo un entramado mundial a través de las bolsas de comercio en el cual se comenzó a transferir la deuda de los paises centrales a los paises periféricos, evitando así hacer correcciones al propio sistema. El sistema es imperfecto sin correcciones al sistema monetario. El punto crítico es la generación de inflación. La inflación es inevitable ya que la actual premisa de mercado no se sustenta en un modelo de equilibrio sino en la expansión indefinida de los mercados. Ahí estuvo uno de los errores de Marx, por ejemplo, ya que pensó que las industrias, en forma irremediable iban a producir excedentes de producción y se produciría a nivel global un abaratamiento tal de los productos que haría caer el sistema. Con las innumerables correcciones que tuvo en los paises centrales, el capitalismo encontró la forma de evitar esta superproducción, regulando demanda y oferta. Aunque bien podría alegarse que ese excedente existió en la Gran Depresión de EE.UU. (véase) Aún así, siempre ha habido excedentes en la producción de los paises centrales. Ciertos excedentes eran enviados a la periferia, siendo una buena solución para lo que ya no se podía introducir en sus propios mercados. Así por ejemplo nos han vendido medicamentos que habían sido prohibidos, productos de segunda, y sobre todo, tecnología obosoleta, que tan alegremente comprábamos. Así hubo por décadas un desfasaje tecnológico y cultural (si esto es una mercancía está en discusión), y aún lo hay pero en menor medida debido a la conexión digital, especialmente en lo cultural.

En lo estrictamente comercial y financiero, todo iba bien hasta que no sólo comenzaron a transferir los excedentes materiales (tecnología obsoleta, bienes de segunda mano) sino que comenzaron a transferir deuda. La deuda es de hecho el motor del sistema monetario. La moneda se genera a partir de una deuda, una promesa de pago, que contrae el estado con la casa de la moneda (bancos centrales), una vez obtenida la suma, estas se vierten sobre la población que utilizan estos billetes (moneda de cambio) para jugar el juego capitalista. Trabajo por un sueldo que me permite comprar lo hecho por otros y los servicios prestados por otros. Pero ahora, la deuda da un giro a la esquina en la periferia. Los préstamos a los países subdesarollados se convierten no sólo en un mecanismo para purgar los propios desajustes de los mercados en los paises centrales, sino que también se convierte en una poderosa arma para "controlar" esos paises endeudados. Y si piensa que eso no es negocio, mire esta noticia de principios de 2013 (Banco Central Europeo tiene deuda de los países periféricos por 218.000 millones de euros).




Pero el monetarismo tiene reglas, que no se cambian del día a la noche. Los paises centrales inyectaron en los paises periféricos su propia deuda (vea este texto) que en un momento dado fue potenciado por la misma "especulación financiera", es decir, la compra y venta de deudas completas de otros países mientras se genera más intereses por financiar o "estirar los plazos" de pago de una deuda, un auténtica orgía capitalista. La especulación financiera en su más simple versión, los préstamos a largo plazo con tazas de interés ajustables, generan dinero que no existe físicamente. Es decir, un prestamista presta 30 pesos, por los cuales espera recibir una suma superior, digamos 40. Esos 10 que genera la taza de interés no existe en el sistema. No estan impresos en la casa de la moneda. Ah, usted no pide prestado. Bueno, puede ser que haya comprado en una de estas casas de electrodomesticos que pululan, en los cuales paga en 24 cutas un valor casi el doble de lo que vale. Eso que paga demás, es el interés, sólo el interés. La ganancia ya está en el valor mismo del producto. O sea, la mitad de ese dinero que generó pagar en cuotas, no existe impreso. En un determinado momento, esta gente quiere cobrar el total de lo que se les debe, ya que se nutren de su tarjeta que tan jocosamente muestra en la caja y a cuanto negocio va. Al intentar retirar el dinero físico (hablamos del conjunto de los empresarios que mueven el grueso del capital en un país) generan una espiral que produce la escaces de dinero físico para pagar, generan cierto pánico y todos corren a sacar sus ahorros que posiblemente usted ya no tenga. Siempre ganan aquellos que tienen su dinero en bancos, y los que lo tienen en grandes cantidades, que son los mayores concentradores. ¡Qué loco no! ja ja :-) ¿Y cómo se va a quedar un país sin dinero físico? Es imposible, dirá usted, "no diga tonterías m'hijo, de qué habla" ¿Dónde ocurrió eso? Sí, ya tiene que saber la respuesta. En Argentina. La falta de dinero (físico) para cancelar deudas hizo que Argentina se desacoplara del resto del mundo, imprimiendo "bonos de cancelación de deuda" o más elegantemente "letras para cancelación de obligaciones", que era lo que rezaban los billetes (Patacon,.Lecop, Federal, siga usted con los nombres). No solo se desacopló la Argentina del resto del resto del mundo sino que se produjo un desmembramiento del estado nacional. Si bien la hegemonía de Buenos Aires hacía que sus bonos sean aceptados por todos, no era el caso de los bonos de las provincias restantes. Fragmentación, desmembramiento. Quiebra. Default. Argentina se convirtió en el primer caso de la historia en el que un país fuese conducido a la quiebra. Es decir, un país entendido como una empresa que no podía afrontar sus deudas. Pero tenían un nombre interesante en el tintero para nosotros: default. Ese es el nombre que se le da a los paises en quiebra, en la más absolutas de las ruinas. La frágil memoria de los argenes y las tinas hace que hoy ese modelo económico basado en la esclavitud económica pugne por la vuelta. Sí. Cuando usted escucha que en la tele la gente pide "endeudarse" con las entidades extranjeras, más precisamente el FMI, una entidad manejada por corporaciones, no por monjes internacionales que quieren borrar la pobreza del mapa, lo que piden es "contraigan deuda". Deuda por la cual se paga interés, interés que significa pagar algo el doble de lo que vale, convirtiendosé en un mecanismo de transferencia de la riqueza de un país (endeudado) a aquel que nos prestó (prestamista). Si bien hoy pagamos deuda con reservas, cosa que los economistas neoliberales desaconsejan, esas reservas son producto de la riqueza acumulada por "nuestro sistema productivo". Se desaconseja el pago poque el actual pago va en dirección a la "cancelación de la deuda", es decir, salir limpiamente del juego extorsivo de los capitales financieros. Hay un reducido número que no quiso acordar el cobro, y ya sabemos lo que están dispuestos a hacer.



Ahora bien, cuando se habla de discutir una realidad, lo que se discute es ésto, el modelo económico. Este modelo si bien tiene raices en un determinado gobierno, de un color político, en realidad debería atravesar al conjunto de los partidos políticos argentinos. No es posible ya sostener un modelo neoliberal sabiendo sus consecuencias. Este modelo va a quedarse, porque podrán tratar de revertirlo y verán el mismo triste final de los 90, la periferia ha sabido ser un fusible bastante eficaz, ya que fue donde primero reventó el sistema. Cosa que alertó a algunos en la centralidad. Cuando se habla del fin del modelo actual,  quizá quieran referirse a que vengan otros a gobernar, pero lo que está fuera de discusión, es que este modelo vino para quedarse, con las correcciones y los preceptos fundamentales: desendeudamiento, desarrollo de la industria, inclusión, autoabastecimiento, inversión pública, y el Estado como regulador de la economía. El estado puede estar bien o mal administrado, lo que no puede es estar ausente en la regulación de los mercados que se depredan entre ellos si nadie los mira.

Como observación final, creo que ya es ingenuo pensar que desde la oposición ignoren esta realidad. Si bien hay unos cuantos que ni siquiera pueden darle una forma abstracta acabada a este monstruo económico diseñado en las Universidades de los Paises Centrales por mentes que entendían muy bien lo que hacían, muchos argentinos se han posicionado claramente en la vereda de enfrente, pero no es que se oponen a un gobierno, se oponen a un sistema de INCLUSIÓN y REPARTICIÓN de la riqueza, de IGUALDAD y PLURALIDAD DE VOCES. Esta gente que se opone terminó pactando con los poderes económicos que intentan controlar la economía argentina. Esta gente no es inocente. Es responsable, primero por ignorar las teorías económicas y después porque desde esa ignorancia, arriesgan el futuro de incontables familias. No hay nenes de pecho oponiéndose a este modelo. Hay gente con ambiciones confesas de tomar el poder político y someterlo a la voluntad económica de un puñado de avaros con amplia trayectoria en los malos manejos de los destinos de la patria. Indistintamente del color político, sepan aquellos que intenten torcer el rumbo económico de la Argentina que el final de esa historia está escrito: QUIEBRA Y DESCONTENTO SOCIAL TRADUCIDO EN VIOLENCIA. Y una vez más, permítame decirle que este modelo no es propiedad un color político, es propiedad de aquellos sujetos que se reconocen como parte de un ESTADO NACIONAL que velan por su salud y su seguriad.